SICKO, el nuevo documental de Michael MOORE


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Ayer fuimos a ver el último documental del director norteamericano Michael Moore. Tras el primero que conocemos en España, Bowling for Columbine, sobre la presencia de armas en EEUU y su Farenheit 9/11 acerca de la administración Bush, Moore carga esta vez sobre el sistema sanitario de su país.

Como sabéis, EEUU es uno de los (¿pocos?) países que no tiene un sistema sanitario universal. Es decir, no tiene un sistema sanitaro público gratuito que se alimente de impuestos y llegue a todos los ciudadanos por igual sin costes para los mismos. En EEUU cualquier persona que acuda a un hospital a ser tratado (incluso si es de Urgencias) ha de pagar por los servicios y atenciones recibidos, desde el transporte en ambulancia hasta las vendas. Servicios que, además, y como  podréis imaginar, son carísimos.

Con esta premisa, Moore investiga a través de casos reales, el funcionamiento de una sanidad que no beneficia a nadie, más que a las compañías aseguradoras y a los sectores médico y farmacéutico, que se embolsan millones de dólares al año. Teniendo en cuenta el elevado número de personas sin seguro (un 15% de la población), y la enorme cantidad de personas sin recursos, el porcentaje de habitantes sin ningún tipo de cobertura médica es alarmante y terrible. Así, por ejemplo, se da el caso de que la mortalidad infantil en EEUU es más alta que en El Salvador (cómo te quedas?).

Moore tiende a ser efectista en sus documentales y, sin culparle por ello, a veces peca de un sentimentalismo  que no acaba de convencerme. Sin embargo, he de reconocerle dos enormes virtudes en su forma de trabajar; una, la magnífica labor de investigación que realiza en cada documental y dos, el hecho de que da a los estadounidenses lo justo para remover sus extrañas conciencias sociales.

Moore presenta a personas arruinadas tras haberse tenido que costear un tratamiento para eliminar un cáncer que les hubiera matado, gente que ha de elegir entre curarse una u otra herida porque las dos no es algo que puedan costearse, personas que han perdido familiares por no poder permitirse  el hospital, personas curándose en casa porque no pueden pagar el centro de salud… La nota de «cruda realidad» era inevitable y hasta necesaria, porque este tema no tendría forma de ser tratado con  números. Necesitamos lágrimas, necesitamos historias reales para que esto cobre sentido.

Moore compara en Sicko el sistema sanitario de su país con el de algunos países europeos, como Inglaterra o Francia, y de forma muy eficaz,  no se conforma con tratarlo de forma general, sino que busca a otros compatriotas en ambos países para que sean ellos los que hagan el trabajo. No se trata de que él cuente la historia; se trata de hacer que la cuenten otros, que por encima de todo son americanos ¿quién dudaría de lo que dicen?.

Y así, entre cifras e historias, entre números y lágrimas ajenas, el Sr. Moore nos presenta una incongruencia más en el país más rico del mundo, que hace que salgas del cine con el corazón un poco encogido. Con todo lo dicho sobre él (tanto bueno como malo), le alabo siempre una cosa: que con la pasta que tiene y el éxito que le precede, se tome la molestia de seguir dedicándose a mover conciencias, en vez de hacer High School Musical o algo así. Bueno o no, remueve dentro de uno las ganas de debatir, de pensar y reflexionar, y supongo que hace lo mismo en EEUU,  donde va dirigido todo su trabajo.

Recomendable. Completamente recomendable.